Un disfraz para Purim
Buscamos y buscamos,
los cajones revisamos,
adornos hermosos
y collares novedosos;
hilos de colores
y agujas, las mejores,
remiendos y lazos,
telas y retazos
y pensamos cómo armar
con tantas cosas
un disfraz.
Cuánto trabajo
rato tras rato,
cuánto esfuerzo
y mucho revuelo.
Cortamos, recortamos
y adecuamos,
cosemos acá
y Purim ya está.
El pegamento se vuelca
y todo se pega,
se abren las tapas
y los colores se derraman;
los hilos bailaban
y juntos se enredaban
las telas se ensuciaban,
las telas se mezclaban
¡y las mangas se cerraban!
Sobre las caras
y en las narices todas
los colores bajan
gota a gota.
Algunas veces,
los disfraces nuevos
¡a nada se parecen,
a ningún modelo!
Pero el desorden, en verdad,
es maravilloso en realidad,
el trabajo es muy grato
¡y hay alegría para rato!